El peligro de copiarte a ti mismo
Picasso decía: “ Copiar a los otros es posible, copiarse a sí mismo que miseria”
Y sí, a veces, el mayor obstáculo no es el fracaso, es el éxito.
Porque cuando algo funciona, un proyecto, una relación, una forma de liderar, tendemos a repetirlo. Lo entendemos como “esto soy yo”, y empezamos a replicarlo, sin darnos cuenta, dejamos de crear, de hacer cosas nuevas y de diferentes maneras.
Nos volvemos una versión repetida de nosotros mismos.
Una fórmula que alguna vez fue viva, pero que con el tiempo se vuelve rígida.
Y lo más irónico, muchas veces esto pasa justo cuando los demás empiezan a admirarte. Cuando te dicen “qué bien te va”, “eres buenísimo en esto”, “no lo cambies, sigue igual”.
Ahí es cuando el peligro se disfraza de validación.
En el mundo del liderazgo y de la vida, el éxito puede convertirse fácilmente en una zona de confort.
No se siente como miedo, se siente como prudencia, no se siente como estancamiento, se siente como estabilidad, estilo de vida.
Pero si miras más de cerca, lo que en realidad pasa es que dejas de cuestionarte, dejas de experimentar, dejas de estar incómodo.
Y ahí empieza el desgaste: interno, silencioso, energético.
Porque cuando dejas de expandirte, tu energía empieza a apagarse, aunque por fuera todo parezca brillar.
He visto esto muchas veces en líderes, en equipos y en mí misma.
Personas que logran lo que buscaban y después se sienten vacías, no por falta de resultados, sino porque su crecimiento se detuvo. Siguen funcionando, pero ya no fluyen, siguen hablando, pero ya no se escuchan.
Y entonces aparece la incomodidad disfrazada: cansancio, irritabilidad, falta de motivación, vacío o la sensación de “¿y ahora qué?”. No es burnout, es auto-repetición.
Copiarte a ti mismo es seguir actuando desde una versión vieja, una energía que ya cumplió su ciclo y eso, como decía Picasso, es peligroso. Porque mata la curiosidad y sin curiosidad, no hay creación.
Así que si hoy sientes que algo en ti está en piloto automático, si tu éxito se siente cómodo pero plano, si te escuchas diciendo frases como “antes me emocionaba más esto”probablemente es momento de reinventarte, no de esforzarte más.
Y reinventarte no significa cambiarlo todo, a veces solo es recordar quién eras antes de que supieras tanto, antes de que tus logros te dijeran quién debías ser.
Reinventarte es soltar las versiones viejas de ti, aunque hayan sido brillantes. es volver a preguntarte cosas que hace tiempo dejaste de preguntarte:
¿Esto todavía me mueve?
¿Esto sigue siendo mío o solo lo estoy repitiendo?
¿Dónde me estoy copiando?
Picasso no hablaba solo de arte, hablaba de energía, de esa chispa que se enciende cuando estás creando desde la verdad, no desde el personaje.
El éxito puede darte estabilidad, pero la curiosidad te da vida y a veces hay que perder un poco de éxito para recuperar el alma.